Acerca de las Universidades Privadas
SR. MINISTRO DE EDUCACIÓN
LICENCIADO ALBERTO SILEONI
Le escribo para exponer acerca de un tema poco difundido pero de gran importancia, ya que implica a un creciente número de jóvenes: los que acuden a las universidades privadas de nuestro país, cuya matricula crece año a año a un ritmo cinco veces superior al crecimiento de las universidades públicas.
En verdad mi relato implica en particular, a los docentes que trabajan en esas universidades.
Fui docente de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) durante 17 años, durante los cuales aporté mi esfuerzo y mi conocimiento en procura de la formación de cientos de jóvenes. Era titular de 3 materias y tenía a más de 10 docentes a mi cargo. Las evaluaciones de mi desempeño siempre fueron muy buenas.
La cuestión es que el 31 de diciembre pasado, sin mediar aviso ni palabra previa, recibí un telegrama de despido.
¿El motivo implícito? Haberme involucrado en el sindicato de docentes privados (SADOP) para reclamar condiciones mínimas de trabajo; condiciones que no existen en estas universidades. Cuestiones tales como licencias por enfermedad, salarios familiares, vacaciones completas, salario regular todos los meses del año, reconocimiento de antigüedad, entre otras cosas.
La cuestión va más allá de mi despido, tiene que ver con la absoluta falta de reglas que tienen estos “empresarios educativos” respecto a sus docentes. Pareciera que no lo somos, pareciera que somos trabajadores sin ningún derecho, sujetos a la buena voluntad de quien administra estas empresas.
Y la educación es algo serio como para dejarlo librado a las reglas del mercado.
Las universidades privadas participan en el Consejo Interuniversitario Nacional y tienen ingerencia en paridad de condiciones con las universidades públicas, en el órgano oficial que acredita universidades y audita su calidad educativa (CONEAU). ¡Y nadie las audita a ellas respecto al trato que le dan a sus docentes ni al sistema de de sus contrataciones laborales!!!
Es decir, que de la parte medular de la educación que son los docentes, nadie se ocupa, esto queda relegado a una contratación privada, sin regulaciones mínimas.
La UCES ni siquiera cumple la ley general de Contratos de Trabajo. El salario que cobramos es caprichoso, irregular y pueden bajar la carga horaria a los profesores en cualquier momento. Se hace necesaria alguna intervención de las autoridades educativas para poner algo de justicia en esta situación. El título que reciben los alumnos los acredita como profesionales con nuestro aval y el del Estado.
Pido sólo algo de justicia para esta situación. La educación, como sé que usted bien sostiene, es un pilar de la democracia, no debemos dejar de lado este aspecto que involucra a miles de personas.
Si desea mas información, hay un blog que hemos armado los docentes de UCES, donde publicamos varios artículos en relación a esto.
Le agradezco enormemente la atención y me despido a la espera de alguna respuesta.
Lo saludo atentamente
Diana Lacal
DNI 10838287
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